Cómo Tener Una Relación Sana Con La Tecnología

Este es el primer paso, el más importante y también más predecible de esperar al entrar en este artículo. Si tiene su teléfono cerca de su estación de trabajo o en cualquier lugar donde pueda verlo, su cerebro anticipa que podría recibir un mensaje. Esto no sólo incomodara a su entorno (si se encuentra en una reunión laboral o social), sino que también provoca pérdida de la concentración, divagación innecesaria en RRSS, afectando directamente sus obligaciones diarias.

Lo principal es asegurarse de que el teléfono esté fuera de su espacio físico y visual; puede colocarlo detrás de algún objeto o guardarlo en su bolso o algún cajón. No es recomendable dejarlo en su bolsillo trasero y ni dejarlo boca abajo sobre su mesa de trabajo, cualquiera de estas dos situaciones en que tiene un contacto teóricamente directo con él, le incitaran a revisarlo.

Si va a tomar un descanso, no use su teléfono para ponerse al día con amigos o navegar por Facebook e Instagram. Tómese el tiempo para volver a enfocar y fijar sus ojos en algo que no sea una pantalla, la realidad sigue allá afuera y vale más la pena que saber qué comió tu amigo en Tailandia hoy.

Establezca intenciones y cree recordatorios que le ayuden a desarrollar la fuerza de voluntad y los hábitos. Piense en cuándo, dónde y por qué está utilizando la tecnología.

Eso no sólo te hace más reflexivo, sino que también potencia su bienestar.

Parte de la razón por la que la tecnología es tan adictiva es que nos hace creer que el mundo que hay dentro de ella es más grande y está al alcance de un click, lo cual se convierte en un arma de doble filo.

Por esto, es primordial crear buenos hábitos ante un posible caso de adicción. Partiendo  de poder ver y comprender lo que está sucediendo, se puede establecer límites en cuanto al consumo de internet. Ya muchos celulares tienen la opción de saber cuánto tiempo utilizas tu teléfono un día o durante cada semana. 

Dese cuenta de sus formas de consumo y redúzcalas, establezca límites de tiempo, intente no revisar tanto las redes y deje el teléfono (cuando de verdad no tengas que revisarlo) en modo avión el mayor tiempo posible. Realice otras actividades que no sea sólo trabajar y estar en la casa, distráigase de otras formas en las que no pueda invertir más tiempo en sus dispositivos. 

Un habito no se erradica, se sustituye con otro.

Cuando escuchamos notificaciones en nuestro teléfono, como los perros de casa con palabras como “vamos” o “comida”, reaccionamos. Inconscientemente activa nuestra respuesta de huir o luchar, por lo que tenemos que reaccionar ante eso, usualmente revisando las notificaciones o estresándonos aún más.

En lugar de pensar en las cosas que nos interrumpen como amenazas, podríamos pensar en ellas como desafíos. Al cambiar la perspectiva ante este tipo de reacciones, puedes generar que tu cerebro no se ponga en alerta inminente ante la llegada de una notificación.

La forma en que usas la tecnología es importante. Si estás utilizando tecnología para desconectarte puede que estés dándole un valor agregado excesivo. La tecnología debe ser un método de distracción, fuente de trabajo y sí, algunas veces una forma de desconectar del entorno, pero no debe ser la única manera.

Debes saber diferenciar la realidad con el mundo virtual y lo que realmente te proporciona una felicidad auténtica. Utiliza la tecnología en pro de crecer investigando y reflexionando gracias a todo lo que puedes hallar en internet, pero no como fuente suprema de felicidad. Para darle más valor a la vida real pregúntate ¿Qué estás perdiendo frente a la pantalla de un teléfono o de una computadora? ¿Cuánto tiempo gastado inmerso en las redes no volverá ¿De quién te estás alejando por mantener una vida virtual y artificial?

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